Como hemos visto en otros artículos, no existe una explicación definitiva de los constituyentes de la calidad del sonido. Las definiciones de calidad de sonido incluyen ejemplos como:
“El término Calidad de sonido del producto se refiere a la adecuación del sonido de un producto. Esto se evalúa sobre la base de la totalidad de las características auditivas del sonido, con referencia al conjunto de características deseables del producto que son evidentes en la situación cognitiva y emocional del usuario”. C. L. Fog y T. H. Pederson
En este artículo vamos a ver la división de los procesos que tienen lugar durante la evaluación de la calidad del sonido.
La mayoría de las métricas de calidad del sonido se pueden dividir en aquellas que cuantifican algún aspecto físico del sonido (por ejemplo, nivel de presión, contenido de frecuencia) y aquellas que intentan cuantificar algún efecto físico que tiene lugar en el oído (por ejemplo, impresión de volumen, tono, etc.).En el primer caso si asumimos que una medida física particular del sonido siempre va a producir un efecto físico particular y en el segundo caso si asumimos que un efecto físico particular siempre va a producir una respuesta cognitiva particular. Este modelo nos permite reemplazar un sujeto humano con una calculadora métrica una vez que se establece el conocimiento de la reacción cognitiva. La debilidad de este enfoque radica obviamente en la estática de estos supuestos.
Se han llevado a cabo trabajos recientes sobre cómo el significado percibido de un sonido podría afectar el juicio de calidad del sonido utilizando un algoritmo diseñado por Fastl para eliminar la identificabilidad de un sonido. El trabajo reconoce que existen discrepancias entre juicios subjetivos de sonidos identificables y sonidos no identificables con los mismos valores métricos objetivos. También sugiere que esta diferencia puede deberse al significado percibido del sonido.
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